¿Cómo muestrear el maíz para conocer mejor sus carencias de N?
Jose L. Gabriel1,2, Miguel Quemada2, María Alonso-Ayuso2, Jon I. Lizaso2 and Diana Martín-Lammerding1
1Grupo de Agronomía, Dpto. Medio Ambiente y Agronomía. INIA, CSIC
2Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM)
El uso excesivo de fertilizantes nitrogenados produce tanto pérdidas económicas como daños medioambientales difíciles de recuperar. Por eso, ajustar el nitrógeno aportado a nuestros cultivos es clave. Pero este ajuste no siempre es sencillo, y en muchas ocasiones es necesario recurrir a herramientas tecnológicas que nos ayuden a determinar y cuantificar este déficit o exceso de nutrientes. Y los sensores de pinza pueden ser una herramienta muy interesante.
Existen sensores de clorofila que permiten cuantificar el estado de nutrición nitrogenada en maíz y permitirían potencialmente pronosticar el rendimiento del cultivo. Los sensores de clorofila utilizados en un estudio publicado en la revista Sensors fueron el SPAD-502® y el Dualex®. Ambos son sensores de pinza capaces de estimar el contenido de clorofila en hoja basados en la diferencia de trasmisividad de una luz LED a distintas longitudes de onda a través de una hoja. Pero, además, el sensor Dualex® permite estimar concentraciones de otros polifenoles como los flavonoles y los antocianos, que suelen aparecer en situaciones de estrés en la planta. Estos sensores se probaron en los distintos tratamientos, para evaluarlos bajo situaciones nutricionales muy variadas. Pero también se probaron a lo largo y ancho de las hojas y las plantas de maíz, para identificar los mejores puntos de muestreo.
Estos sensores fueron capaces de identificar las deficiencias y los abonados excesivos en distintas fases de desarrollo del maíz. Además, tanto el SPAD como el Dualex mostraron respuestas similares. Sin embargo, la información complementaria del contenido de otros pigmentos permitió identificar mejor las causas de posibles estreses. En cuanto al momento y punto de muestreo, una vez que las hojas estaban totalmente extendidas, las concentraciones de los distintos pigmentos se mantuvieron bastante estables hasta que se secaron. Sin embargo, sí que se apreciaron diferencias en la respuesta en distintas partes de la hoja, así como entre hojas. Por tanto, y en base a esta experiencia, se recomienda siempre medir en la hoja de la mazorca (o en la última hoja totalmente extendida si esta no se ha desarrollado aún) y siempre en la zona central de la hoja y a un lado de la nervadura principal. Finalmente, se puede predecir la cosecha final en cada uno de los tratamientos, aunque esta predicción fue mucho más precisa a medida que se medía más cerca del momento de la floración. Pero no se pudo obtener una fórmula universal para distintos estados de desarrollo del maíz ni para las distintas variedades. Por eso es siempre recomendable tener alguna zona en la parcela que sirva de control para comparar los resultados generales de nuestra parcela con un cultivo bien fertilizado.